Embarazadas

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martes, 26 de agosto de 2014

43° audiencia

En la jornada del viernes 22 de agosto de 2014 se escucharon tres declaraciones indagatorias y se fijó la fecha para el inicio de los alegatos de las partes.

En primer lugar declaró Miguel Osvaldo Etchecolatz, quien dijo estar preocupado y desorientado y querer expresar la verdad con firmeza y cortesía. Indicó que examinó detenidamente la causa por la que está aquí imputado y llamó la atención sobre la no identificación de quienes participaron en el operativo en el que asesinaron a Luis Eduardo Sixto Bearzi y Marcelo Gabriel José Bettini. En el resto de su declaración expuso sobre temas siempre recurrentes en sus declaraciones indagatorias: la sumisión de la policía al ejército, la organización interna de Montoneros, la amenaza del marxismo a los valores tradicionales, las leyes que avalaron la represión.

Luego fue el turno de escuchar a Roberto Armando Balmaceda, quien dijo que como miembro del Ejército argentino, de familia militar, cumplió con leyes y normas dictadas por otras instancias y que las fuerzas de seguridad fueron un instrumento del poder político. Dijo que las leyes a las que se refería habían sido dictadas por un gobierno constitucional y que muchos dirigentes políticos actuales estuvieron de acuerdo con ellas en aquel momento. Al igual que otros imputados dijo que el Ejército es una estructura jerárquica en la que las órdenes deben cumplirse y luego pueden ser objetadas. Según aprendió, el jefe es el único responsable de todo lo que sucede.
Señaló que ellos están siendo juzgados por leyes ajenas al Código de Justicia Militar y la reglamentación dictada por el Proceso de Reorganización Nacional y la legislación del gobierno anterior a aquel. Citó la Ley 14029 –Código de Justicia Militar de 1951-, los Decretos 1454/1973 –Prohibición del ERP-, 1368/1974 –Estado de Sitio-, 2452/1975 –Prohibición de Montoneros-, 2770/1975, 2771/1975 y 2772/1975 –Consejo de Seguridad Interna, Consejo de Defensa, Operaciones militares y de Seguridad-, 4060/1975 –Prohibición del Partido Auténtico-, la Directiva 404/1975 –Lucha contra la Subversión- y la Orden Parcial 405/1976 –Reestructuración de jurisdicciones-.
A su entener el Estado había sido agredido y las fuerzas de seguridad se encontraban sobrepasadas; entonces se dictaron órdenes y directivas para neutralizar o eliminar al enemigo u oponente que se esconde en las sombras y actúa subrepticiamente. Le pareció que toda la población compartía esa vivencia, incluyendo al poder judicial. En ese sentido citó expresiones del juez Eugenio Raúl Zaffaroni.
Luego se dedicó al reglamento de Estados Mayores para aclarar algunos puntos sobre la estructura de las fuerzas armadas. Dijo que éstos son conocidos solamente por algunos oficiales y que no son obligatorios para todos.
Dijo que su jefe, Alejandro Agustín Arias Duval, había creado la Central de Reunión de Inteligencia como apoyo del Comando de Brigada de Infantería X y que no era un elemento orgánico. Aclaró también que en todos los legajos de la unidad el primer destino es la Central de Reunión de Información, que Arias Duval creó a pedido del Comandante del Cuerpo, y que desde allí los iba nombrando para desempeñarse en las distintas secciones del Destacamento. Como integrante de la Central de Reunión de Inteligencia no participó de nada, era un nombramiento nominal.
En el Destacamento fue primero oficial de claves. En cuanto a su lugar en la tan estricta estructura, dijo haber ocupado el grado más bajo en el escalafón -Teniente Primero- entre sus compañeros del Destacamento 101. Se dedicó a estudiar la seguridad del Destacamento, un estudio que lo llevó a indagar a 5 km a la redonda; su propósito principal era garantizar que la información del lugar no llegara a “manos enemigas”.
Después de tres meses fue nombrado Jefe de la Sección Contrainteligencia y no tenía personal dependiente, salvo un suboficial; no lo recordaba bien, pero cree que se trataba de un auxiliar de claves. Más adelante indicó que entre 1977 y 1979 no tuvo Personal Civil de Inteligencia (PCI) a sus órdenes.
También pareció fallarle la memoria cuando quiso recordar cuándo se presentó en la unidad. Cree que fue el 1° de febrero de 1978, aunque figure su pase el 26 de diciembre de 1977. Dijo que en 1977 no estuvo en el Destacamento.
Después de su nombramiento como Jefe de la Sección Contrainteligencia del Destacamento 101 continuó con sus funciones anteriores y siguió impartiendo clases en la Escuela de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, cosa que hacía dos veces por semana. También colaboró con Jorge Héctor Di Pasquale en la preparación de agentes secretos que se infiltraran en Chile.
También recordó un viaje que realizó con la Escuela de Inteligencia a otros países sudamericanos – Chile, Perú- para ver cómo desarrollaban sus medios de reunión de información.
Como lo hizo Cacivio, alabó el celo con el que el imputado Claudio Raúl Grande trabajaba frente a su máquina hasta la madrugada y reiteró que el responsable de todo lo que sucedía era el jefe de la unidad, Alejandro Agustín Arias Duval. Aseguró que si este estuviera presente, asumiría la responsabilidad.
También insistió en que las tareas dentro del Destacamento estaban compartimentadas y que no tenía la posibilidad de preguntar ni saber qué hacían los demás. Afirmó que las Áreas eran las que manejaban los lugares de reunión de detenidos –es decir, centros clandestinos de detnción- y que los mismos no estaban a cargo de unidades especializadas como la suya. Agregó que el Área tenía un listado de los detenidos y por medio del Comando de Operaciones Tácticas (COT) llevaba los movimientos que se hacían en la jurisdicción.

Finalmente, Carlos del Señor Hidalgo Garzón declaró por teleconferencia desde Ezeiza. El imputado rechazó todos y cada uno de los términos de la acusación. El imputado dijo que tampoco estuvo en La Plata en 1977.
A fines de 1976 egresó de la Escuela de Inteligencia y fue destinado al Destacamento 101. Él vivía en Capital Federal, no había domicilio en La Plata, no quería viajar todos los días y su esposa estaba enferma. Entonces le pidió al Jefe del Destacamento, la única vez que viajó a La Plata, que tomara en cuenta todo esto. Arias Duval, conmovido por la solicitud, aceptó que fuera destinado al Batallón de Inteligencia 601, en donde no estaba en contacto con nadie. Allí fue designado en la Compañía A, Sección Reunión Exterior, por lo que sus actividades se centraron fuera de la Argentina.
Afirmó que nada de lo que está en su legajo es cierto; esa información encubría sus verdaderas actividades como espía de otros países. Aclaró también que no hacía inteligencia sino que reunía información.
Luego refirió su participación en el conflicto de Malvinas y su amistad con un capitán de fragata inglés. Recordó, como en su anterior declaración, las consecuencias psicológicas que le fueron diagnosticadas al regresar y el tratamiento psicológico y psiquiátrico al que se sometió.
Reiteró que era inocente, que no estuvo en La Plata e insistió en que Alejandro Agustín Arias Duval confirmará todos sus dichos; ese es su mejor testigo.

A continuación, el tribunal aclaró su posición sobre la incorporación de testimonios brindados en otras instancias que no fueran las audiencias. Después de un cuarto intermedio, en el que las partes controlaron la prueba documental y testimonial que fue agregada, brindaron su acuerdo sin objeciones y se acordó la fecha de inicio de la etapa de alegatos.


La próxima audiencia fue convocada para el miércoles 3 de septiembre a partir de las 10.00 hs. Se prevé escuchar entonces el alegato del Ministerio Público Fiscal.

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